viernes, 25 de septiembre de 2009

Cambios de humor

Como todos los días que escribo, aprovecho ratos sueltos para, pedacito a pedacito, escribir a lo largo de la mañana una entrada para el blog. Pero hoy, a mitad de camino, se me ha escapado el hilo. No sé, ahora vuelvo a ella y me ha cambiado el ánimo como para seguir, vamos, que estoy tontorrona y algo tristona. Es viernes y ya enseguida a casita a descansar todo el finde, lo sé, pero se me ha ido el fuelle y no puedo terminarla. No estoy mal por mí, estoy mal porque soy pésima animando por teléfono a quien no está bien y me desinflo intentándolo. No siempre, pero a veces me pasa.

Así que, como me da rabia no escribir nada teniéndolo así pensado y más rabia me da colgar una entrada inconclusa, dejo una canción para ver si "nos" animamos...


(Cuyo videoclip, por supuesto no puede ser insertado por temas de copyrights Radiohead - High and Dry)




PD Alucino con que en wikipedia encuentre un artículo de la canción en cuestión...

lunes, 21 de septiembre de 2009

Amelie está sobrevalorada

Algunas bandas sonoras de ciertas películas me han marcado en cierta forma, es decir, han despertado una inquietud en mí por buscarlas, conocerlas, destriparlas y saborearlas (cualquiera diría que hablo de música). A veces, incluso, han dejado más huella en mí que las propias películas.

Y, ¿por qué digo que Amelie (no sé dónde va la tile, Amélie, Amèlie, etc) está sobrevalorada? Porque hace tiempo lo pensaba. Y lo sigo pensando, pero con menor intensidad. Fue un bombazo de película en su momento y la verdad es que motivos había para serlo pero la gente se pasó con ella. Debe reconocerse el mérito de la originalidad, de la fantasía y de la magia de cualquier escena de la película, más aún, de la personalidad de la protagonista. Pero una vez pasado ese momento de exhalación contenida tras ver la película y reflexionando sobre ella, Amelie no deja de ser una chica con un interior enrevesado y surrealista y en general, una pirada que tras una fachada de niña ingenua, inocente y adorable acaba acostándose con su enamorado sin previo cruce de palabras, es decir, con un desconocido en toda regla. Este detalle puede pasar desapercibido la primera vez que ves la peli, pero la segunda vez ya no, la segunda canta bastante y se queda a un tris de desmontar la patraña del carisma dulce y angelical de Amelie gracias al cual te has pasado dos horas suspirando y soltando risitas y comentarios idiotas del tipo "qué mona...", "qué graciosa y qué buena es..." Porque digo yo que es por eso por lo que proliferan los pósters del cartel de la película en numerosas habitaciones y bolsos con la cara de Amelie colgados a la espalda de un sinfín de niñas y no tan niñas. La siguiente cara (normalmente sin la cucharilla):


Opiniones sobre la película aparte. Lo que verdaderamente merece elogios infinitos de la misma es la banda sonora. De hecho, creo que gran parte del magnetismo y del ambiente fantástico logrado se deben a la musiquilla de fondo que se oye en prácticamente toda la cinta. Es una banda sonora genial, irrepetible y única. Así como hay bandas sonoras que no podrían existir sin su película, en este caso ocurre al revés, no podría haber película Amelie sin su banda sonora. Para mi gusto es de las mejores para rescatar de vez en cuando.

Y, como ella, hay más aunque de otros géneros y con otras luces y sombras. Sin extenderme demasiado, creo que las tres bandas sonoras a las que más rápido se puede acceder en mi memoria son:

1) Braveheart: gran película y gran banda sonora. Qué más decir de una película que me hizo llorar cuando yo no lloraba

2) El bosque: película ferozmente criticada por mis compañeras de butaca aquella noche de cine en la que yo vi una película diferente, que me indujo a reflexionar, con un final estilo el del Sexto Sentido (lógico siendo del mismo director) e injustamente valorada. Banda sonora sobrecogedora.

3) 28 días después: película del género de zombies que corren (más que andan) muy rápido que sorprendentemente me gustó. Una banda sonora que despertó una inquietud en mí que todavía no se ha ido y que cada vez que la escucho, vienen a mí los planos abiertos de paisajes desiertos y desoladores. Genial también.

viernes, 18 de septiembre de 2009

You told me again you preferred handsome men...

...but for me you would make an exception




(Qué simpática la chica...)

lunes, 14 de septiembre de 2009

Historias de la cripta ii

A veces, especialmente cuando se es pequeño, uno hereda los gustos de su hermano mayor aunque no quiera. Pues bien, en mi caso, mi hermano mayor era un acérrimo de las pelis de miedo, en concreto, de cualquier película de miedo; de las buenas, de las malas, de las sangrientas, de las psicológicas, de las de vampiros, de las de zombies que andan muy despacio y de las de zombies que andan muy rápido, de las de plagas de animales especialmente crueles con las personas, de las de asesinos de adolescentes, de las de personajes fantásticos... de todas. Así que, gracias a él (o por su culpa) yo también acabé siendo aficionada a las películas de miedo.

Todos los sábados veíamos Alucine. Puede que, alguien como yo, se emocione al recordar Alucine. No nos lo perdíamos nunca, es más, recuerdo una ocasión que fuimos de vacaciones a un pueblecito llamado Torla, en el valle de Ordesa y que, en lugar de preferir dar una vuelta con nuestros padres después de cenar, subimos pitando a la habitación para ver el programa. Da igual que la película fuera repetida, la volvíamos a ver. Por aquéllas todavía no existían los videoclubs, así que teníamos que conformarnos con el criterio aleatorio de los jefes de la tele y la verdad es que no nos quejábamos.

La primera película de terror que recuerdo haber visto fue Carrie, una adaptación al cine del libro homónimo de Stephen King. Calculo tener por entonces unos nueve años y aunque lo pasé realmente mal viéndola, confiaba en que no tendría problemas para dormir. Ingenua de mí. Dormir sí, me quedé dormida pero me desperté sobresaltada por el sueño que tuve: una mano tratando de salir de la tierra y una lápida al fondo. Al final tuve que dormir con mi madre. Y, desde entonces, esa fue la primera y única vez que no pude dormir sola. Lo que no recuerdo es dónde durmió mi padre... :)

Más bueno que el pan

El que es bueno es bueno y no hay más que hablar :)



viernes, 11 de septiembre de 2009

Algo tenemos los dos...

Tu comentario ha hecho (sin quererlo, claro) que me repruebe a mí misma de nuevo por no haber hablado todavía de ellos aquí.

Como apenas tengo tiempo, simplemente diré que ellos crean la música que más me gusta y que sé que más te gusta a ti, S.



Por si no lo sabías, te quiero a rabiar


Un regalo

La modalidad literaria de los relatos cortos siempre me ha gustado. A mi parecer, es más complejo escribir un relato corto; darle la forma y la precisión exactas para de forma breve contar una historia con fuerza, que escribir una novela. El relato corto de alguna forma u otra debe impactar, ya sea por el estilo de narración, por la historia que cuente, por el final de la misma... debe ser fascinante. No concibo la existencia de relatos cortos y tostones. A lo mejor yo he tenido suerte y no he tropezado con uno de ellos, pero hasta ahora, todos los que he leído tenían su razón de ser.

Aquí dejo el enlace a uno de ellos. Uno cuyo título no he olvidado y esto no es tarea fácil precisamente. Un relato corto generalmente viene incluido en un libro recopilatorio de relatos cortos y un libro tras otro, son muchas historias y muchos títulos. De hecho, ahora mismo, intentando hacer memoria de algún relato más aparte de éste, se me ocurren un par más. Éste lo leí en un libro recopilatorio de relatos ganadores de los premios Hugo de distintas ediciones y seleccionados por Isaac Asimov. Es de ciencia ficción pero sin incluir marcianitos o robots conviviendo con humanos. Creo que merece la pena leerlo. Es un regalo que hago.

Flores para Algernon - Daniel Keyes

Debilidades humanas

Mi suegro suele enviar mails cadena que en su gran mayoría son divertidos o críticos o interesantes o ambas tres. Hace poco envió uno que incluía la siguiente frase que me gustaría perdurara en el blog. Ejem, ejem, ahí va:

'En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres, que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos viejas de senos grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para qué sirven'

Esta frase tan profética es del premio Nobel de Literatura del año pasado, Jean-Marie Gustave Le Clézio

jueves, 10 de septiembre de 2009

Habrá que buscar concierto de este hombre por aquí cerca...

He indagado un poquitito más en la música de Andrew Bird y pinta muy bien:



Y esta otra canción te la dedico a ti, flaco. Aparte de porque es bonita, porque en los primeros versos, al cantar me recuerda a tu querido Jota (aunque afinado, todo sea dicho). Luego ya no se parece en nada, es momentáneo.



Un besito

Ayer fue 9 del 9 del 9 y ¡no comenté nada!

A mí el hip hop nunca me ha gustado. Es un género musical en el cual no tengo cabida y, ¡qué le voy a hacer! La verdad es que nunca me ha hecho feliz y esto es así por dos motivos básicos: el primero, el número medio de tacos por canción es innecesariamente elevado y el segundo, la mayoría de las letras de canciones hiphoperas que he escuchado transmiten una negatividad exagerada a través de lindezas que vienen a decir básicamente que "la vida es una mierda".

Por eso, cuando cierto día, S y yo íbamos en el coche escuchando Radio 3 y enchufaron la siguiente canción:



Me quedé perpleja. El ritmillo era de hip hop, ¿no? Y, entonces, ¿por qué me gustaba? Pues en efreto, porque es una canción muy feliz y porque cada poco sonríes por pequeñas cosas sencillas y tan cotidianas como estas:

"... domingo la bici, domingo el reposo, del viento la brisa, tu cara, tu sonrisa, despierto tras la siesta, tenderé la ropa.

La ropa se seca, regaré las plantas, cortaré las hojas o las dejaré largas.

Legañas en los ojos, lentejas en remojo, me miras el trasero, mmm, y lo meneo.

Julio en la onda, cinco de la tarde, leche con galletas, yo dentro del pijama, empieza la jornada,

... bajo la manta, mi niña acurrucada, el sofá es como una balsa, el salón en la penumbra,alquilamos una peli y acabamos en la cama.

... hecho lo hecho y dicho lo dicho, prepararé la cena, porque estaba escrito, porque estaba escrito, porque estaba escrito, verdurita buena..."



Compramos el CD. Y aunque esté perdido en alguna de nuestras estanterías, sé que cualquier día me dará por buscarlo y volverlo a escuchar. Gracias a ellos ahora ya no puedo afirmar tan categóricamente que no me gusta el hip hop.



miércoles, 9 de septiembre de 2009

Historias de la cripta

A mi madre a veces le da por decirme: "¿Te parece que algún día de estos vayamos a comprarte algo?" Hace tiempo que aprendió que raramente tiene buen resultado ser espontánea en los regalos conmigo (igual que lo aprendí yo con ella) y por ello, preferimos ir juntas de compras, en plan matrimonio. Realmente no necesito que mi madre me compre nada pero sé que le hace ilusión mantener ese hábito y por qué no decirlo, a mí también.

Recuerdo una de esas ocasiones. Se acercaba el día de mi diplomatura y mi madre se empeñó en comprarme un reloj, como ella calificó, "elegante, para que tengas un reloj serio y bonito que poner". En un principio me dio bastante pereza, primero porque los relojes no me han resultado nunca especialmente interesantes y segundo porque conociendo los gustos de mi madre y los míos sabía que el reloj en cuestión acabaría en un cajón y, mi madre, despierta como es, tendería a preguntarme de vez en cuando "Y el reloj que te compramos, ¿ya te lo pones?" Que es el problema que tiene ponértelo un día e ir corriendo para que te lo vea puesto y luego ya no te lo pongas más.

Pues bien, quedamos un sábado por la mañana y cuando fui a buscarla vi que también se había apuntado mi padre, lo cual fue una alegría porque para estas cosas siempre se pone de mi parte. Fuimos a la joyería que quiso mi madre, joyería cuyos dependientes son conocidos suyos. Mi madre tiene la habilidad de establecer relaciones con todos los comerciantes de los alrededores, ya sea el joyero, el panadero, el farmaceútico o el carnicero. Así que, punto para ella, porque la dependienta en cuestión le iba a decir que sí a todo, lógicamente. Comenzó a sacar relojes "elegantes pero juveniles". Ahí no entendí el pero.

Para todo lo relacionado con comprar soy muy impulsiva y de ideas fijas y por eso, me gustó a primera vista un reloj metálico con la esfeta morada pero como era de esperar acabé comprándome uno parecido pero en naranja, que era el que le gustó a mi madre. Afortunadamente en este caso nuestros gustos no fueron tan divergentes, al menos, no hasta que vi la colección de relojes Flik Flak y, claro, quise añadir al reloj regalo de graduación, otro reloj más. Mi madre dijo que por ahí no pasaba, que esos relojes eran "relojes de niños". Algo que yo ya sabía pero que me daba igual. Siempre he sentido especial debilidad por los relojes Flik Flak y hacía años que no tenía uno, así que, dije lo que acostumbro a decir cuando mi madre no accede a comprarme algo en situaciones así: "Vale, pues lo compro yo, que seguro que no es muy caro". Algo que nunca acaba pasando porque puestos a ello prefiere comprarlo ella. Por otro lado, mi padre: mutis por el foro, justo el apoyo que necesitaba.

Así que, cuando mi madre ya se resignó a comprarlo y yo me encontraba en plena faena de elegir uno, me dice el dependiente (hijo de la dependienta): "¿Lo quieres para un niño o para una niña?" pregunta obvia cuando no sabes para quién es. Le respondo sonriendo: "Es para mí, así que, preferiblemente para niña, gracias". He visto caras graciosas y esta fue una de las que mejor recuerdo, cara de descolocado de: "madre mía, qué hago, me río... no me río..." Alguna bromilla me soltó que no recuerdo pero tampoco viene al caso. Finalmente escogí un Flik Flak azul turquesa con una sirena en la correa (ver modelo abajo) y tan contenta me fui con él puesto. No iba a ponerme el otro reloj, ése tenía que reservarlo para el día de la diplomatura. Al menos, con ese pretexto fuimos de compras, así que...

Rareza

Querido S, ¡gracias por el vídeo!



Por un lado, ya tenemos un nuevo dios al que adorar, por otro, estoy segura de que este niño tiene TOC como yo, si no, no me lo explico :) Ah y por el otro, vaya temazo, no es la canción de Tool pero ousi es ousi.

Besos

martes, 8 de septiembre de 2009

Anotación

Si la única herramienta con la que cuentas es un martillo, tiendes a tratar todo como si fuera un clavo.

Más música para desengrasar



Un vídeo muy curioso, por cierto

lunes, 7 de septiembre de 2009

Música para desengrasar

La memoria

No sé si lo he comentado anteriormente pero creo que las memorias auditiva y olfativa son las más fuertes y sugerentes de todas las que tenemos. Puede que utilice un champú y automáticamente recuerde el verano de hace cinco años en mi pueblo cuando lo utilizaba o que escuche una canción y recuerde una tesitura o un contexto específico, por ejemplo, estar tumbada en la hierba escuchando la misma canción.

El caso es que hay un CD, Grandaddy - The software slump, que además de ser de mis favoritos, como ocurre con todos mis CDs favoritos, me da por escucharlo a temporadas. Lo desgasto durante días o semanas y lo vuelvo a guardar para volver a él al tiempo.

Este CD es particularmente especial por algo más. Una de esas rachas coincidió con la época en la que todavía no tenía carné de conducir e iba a clase en la universidad en villavesa (autobús para el que no se empape). Creo que era otoño y ocurrió un suceso de esos que desmonta una ciudad pequeña como Pamplona. Cerca de mi casa, un chico asesinó a una chica joven con una escopeta o rifle cuando ésta iba a coger el coche para ir a trabajar. Después de matarla el chico se suicidó.

La conmoción no quedó ahí para mí. Lo más impactante de todo fue que la joven en cuestión (tendría por aquellas 23-24 años) era la hermana de un compañero mío de clase. Un compañero con el que nunca había cruzado palabra y con el que por designios naturales de los estudios universitarios apenas coincidía en clase. Pensé en acercarme a él, no tanto para consolarle sino para darle cierto calor en un momento así. Y no pude. Quizá fue mejor así. Quizá evité una situación incómoda y algo violenta. O quizá no. Lo curioso es que no me sentí mal por ello, por no haber estado ahí, creo que era un papel que no me correspondía. Él tenía a su familia y a sus amigos y supongo que yo en su lugar tal vez no habría necesitado más. O simplemente lo podría llamar cobardía.

Después de todo aquello, no podía pensar en otra cosa. Por lo visto, el asesino y la joven eran amigos. Él estaba enamorado de ella pero ella no lo estaba de él e inexplicablemente, una cosa había llevado a la otra. Era inexplicable y además daba mucho miedo. Está claro que por cuestión de probabilidades una no debe preocuparse, ni por que te ataquen ni por acabar siendo una psicópata. Pero así es el miedo. Y durante los días en los que se siguió hablando de ello y tiempo después yo escuché aquel CD, un CD que curiosamente no desentonaba, no era un CD especialmente alegre. Y ahora, cada vez que lo escucho, lo quiera o no, recuerdo un tramo concreto del trayecto de mi casa a la universidad en autobús, un tramo en el que, parada en un semáforo, daba vueltas a la historia una y otra vez....


viernes, 4 de septiembre de 2009

¡Sacrilegio!

Estoy cabreada. Muy cabreada. ¡Por qué demonios para el trailer de una película cutre-pastelosa-de tres al cuarto apta para cabezas eminentemente huecas tenían que poner de fondo mi canción (The cure - friday i'm in love)? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? No tengo ni idea de cómo se titula la película pero me ha bastado ver el tándem Aniston-pija-carapatata-Scarlett-lascivayguarrona para intuir las orejas del lobo. Afortunada o desafortunadamente también sale (inexplicablemente) una de mis actrices-fetiche-deunasolapelícula, Jennifer Connelly (como diría S, "Hay que pagar facturas") pero... ¡no puede ser!

Ya no es sólo que prostituyan mi canción para fines que obviamente la desmerecen sino que además (y esto es lo que más me fastidia) la pongan al alcance de ¡cualquiera! Que cualquiera con gustos musicales chabacanos pueda hacerla suya, ¡dios! ¡Noooooooooooooooo!

Cosas que me gustan

Si resulta que tu padre es artista (palabra ambigua donde las haya), en concreto, ha sacado varios discos y actuado en más de una película, alcanzando cierto renombre en sus tiempos y además tu madre siempre ha estado empeñada en afinar y encajar una voz no destinada al canto en algún rinconcito de la música ... es lógico concluir que no te quedaba más remedio que dedicarte al mundillo de la música y que coincidencias de la vida, lo mismo le debía ocurrir a tu hermana. Este fue el caso de Rufus Wainwright. A veces no sabes cómo tropiezas con la música que te gusta y otras sí. A mí me regalaron un CD de Rufus y simple y llanamente, así empezó todo. Tiempo después lo vi actuar en un festival de música. Recuerdo que durante su concierto estuve sentada en el suelo por un motivo justificado: el cansancio. Gracias a Dios o a alguien, versionó la canción "Hallelujah" de Leonard Cohen. Y en esta tesitura, apareció una chica que resultó ser su hermana y además cantante y que le acompañó en la canción. No estoy segura de si lloré o no pero desde luego me emocionó.



A partir de ahí, indagué en la obra musical de esta muchacha y, sin ser suyas, las interpretaciones de varias canciones le honraron y ya no olvido su nombre: Martha Wainwright. No tiene una voz desgarradora ni limpia pero precisamente eso hace que su voz no pueda considerarse como "voz enlatada". Es una voz real y sabe cantar, más aún, siempre hace que me entren ganas de cantar a mí. No es que eso sea difícil pero en este caso, el acople de voces no queda mal (para mi gusto je je).



Martha Wainwright - The traitor (Leonard Cohen)

Después de ese festival, volví a ver a Rufus (esta vez solo) en un concierto en Donosti, en el Kursaal y entre vaharadas de perfume de pachuli de señoras finolis que realmente no sé qué pintaban allí y las rigideces del público inmutable en general, tuve que contenerme para no levantarme entre canción y canción y desgañitarme la garganta alabando al artista (algo ambiguo por otro lado, emulando a Judy Garland con tacones, pendientes y labios pintarrajeados de rojo en cierto momento o mutando en el más puro Elvis con mono blanco ceñido, pecho al aire y lentejuelas). Esta vez no cantó Hallelujah ni apareció su hermana pero sí soltó por un momento el micrófono y cantó a viva voz, aprovechando la maravillosa acústica del entorno. Tipo listo. Gran cantante. Gran cantante diferente. Pensé. Fue un concierto muy divertido. Algo encorsetado por la actitud pasiva ya comentada del respetable pero muy divertido.

Del padre de Rufus, poco o mucho que decir según se mire. Aparte de tener un nombre tan curioso como Loudon y haber participado en la que podría ser la película que más me gusta (Big Fish), sólo recuerdo una canción suya, pero es una de las pocas canciones que cada cierto tiempo necesito escuchar. Y extraigo una frase que me encanta:

"
But these three cubic feet of bone and blood and meat are all I love and know"



Miento, realmente no acudo a esta canción de vez en cuando, en realidad, escucho la versión que su hijo hace sobre la misma. Como no he encontrado ninguna versión en youtube que me convenza, no añado más vídeos.

Sólo añadiré que, como suelen decir, todo queda en familia.

FIN





jueves, 3 de septiembre de 2009

Así es el día de hoy

Tranquilo y reposado

Poco a poco, todo va saliendo :)


martes, 1 de septiembre de 2009

Nueva casa

Ya estamos plenamente instalados en nuestra nueva casa. Hace ya una semana que dormimos en ella y hace una semana que comenzó y terminó la mudanza pero todavía está el pasillo sembrado de cajas. Creo que someter a una pareja a una mudanza podría ser considerada una prueba de amor. Nosotros hemos sobrevivido (con alguna que otra pequeña bronca de por medio) a la mudanza y si a eso añadimos que también sobrevivimos día a día a la convivencia (casi sin problemas), ¿qué nos queda por superar para terminar de dar asco al resto de parejas imperfectas y envidiosillas del mundo? (jajajajaja) ... ah, sí, claro, el tema de los hijos... cierto... pero eso de aquí a unos años se verá :)

En fin, el caso es que hoy he tenido un momento de pasarlo "mal". S había ido a llevar su coche al taller y me he quedado sola con el gato. He terminado de desayunar, me he duchado, he fregado los cacharros varios de la cena de ayer y el desayuno de hoy (excepto una sartén y la cafetera, lo admito, no soy perfecta) y me he dispuesto a recoger la ropa que estaba tendida. En fin, aquí llega el problema. En la antigua casa tendíamos la ropa en una terracita, pequeña y firme pero en la nueva casa "hay" que tender fuera, en el patio. Hasta hoy no me había tocado asomarme y cuando me he inclinado sobre la ventana para coger una de las sábanas, me ha venido un tembleque repentino al contar el número de ventanas debajo de la nuestra: cuatro, vislumbrar ligeramente el suelo gris (más bien negro sucio) del patio y soltar la primera pinza. Creo que lo llaman vértigo. No es que de repente el patio entero se haya convertido en una espiral en blanco y negro y haya empezado a girar y yo con ella, con espirales pequeñitas girando en mis pupilas y cayendo hacia abajo. No. No ha sido el vértigo de James Stewart ni un vértigo psicodélico de los años 60. Ha sido un poltergeist empujándome de nuevo hacia adentro y mi instinto de supervivencia induciéndome a desistir de la idea de "destender" la ropa.

Espero que S no se piense que es una excusa. Lo he pasado mal.