domingo, 29 de noviembre de 2009

Mañana no podré bailar

Todos llevamos una madre o un padre dentro, aunque no lo seamos. También llevamos un médico dentro. A todos nos gusta especular y realizar las averiguaciones necesarias para saber qué le pasa a alguien cuando está enfermo. Además, gracias a internet, nos hemos ido formando y especializando y hemos ido más allá de la medicina general. Más aún, gracias a House podemos descartar sin mayor dificultad que alguien tenga lupus, ¿verdad?

Pues bien, cuando te toca ser el objeto de estudio, no es muy agradable que viertan continuamente sobre ti los extensos conocimientos médicos y las correspondientes prescripciones que te convienen sin dejar lugar a dudas. Llevo dos días, bueno, en realidad hoy es el tercero, con tos, dolor de cabeza (sin fiebre) y garganta reseca y dolorida. Nada grave pero aparte de la observación generalizada "¿No tendrás la gripe A?" y un exagerado gesto de mantener las distancias, parece que a la gente le gusta explayarse con estas cosas y "ayudarte" a estar bien.

Mi madre, la primera.

- ¿Tenéis limones en casa?

- Creo que no...

- Bueno, pues ve a comprar limones y así preparas agua con limón y azúcar para suavizar la garganta.

- No me apetece ir a comprar limones, mamá...

Ignorando completamente esto último.

- De todas formas, además de eso, tómate rápidamente un paracetamol.

- ¿No sería mejor un ibuprofeno?

- ¡No! ¡no! Yo también pensaba eso hasta que descubrí que es mejor el paracetamol.

Pienso en preguntarle que cómo lo descubrió pero mi tiempo de reacción es inferior al normal.

- Te habrás tomado la temperatura, ¿no?

- No, ¿para qué? No tengo fiebre...

- ¡Pues tómatela!

- Vaaaale - evidentemente no pienso tomármela. Primero, porque no sé dónde está el termómetro y segundo, porque sé que no tengo fiebre. - Bueno, madrecita, ya hablaremos, ¿Vale?

- Bien. Y abrígate, que siempre sales a la calle con poca ropa. Mira que te lo tengo dicho... - esto lo dice con cariño - Muchos besos.

Blablabla besos y abrazos y hasta mañana y esas cosas que se dicen al despedirte de tu madre por teléfono. Al menos agradezco que no me haya dicho que vaya al médico. Las ganas que tengo de ir al médico (normalmente son pocas) disminuyen exponencialmente en función de las veces que me dicen que vaya al médico. Así que, cuelgo y me tomo el paracetamol. Afortunadamente, tampoco me ha dicho que me quede en casa. Algo que resulta obvio pero yo tengo mi teoría al respecto basada en mi experiencia. En ocasiones anteriores, en las que tenía catarro o algo parecido, si salía de juerga, al día siguiente estaba bien o mejor. No es broma, lo digo en serio.

Así que, ayer quedé para "cenar y lo que surja" con unas amigas. Como ya decía, m
is síntomas desataron cierta alarma.

- ¿No tendrás la gripe A?

- No sé. No lo creo, de tener gripe, sería la gripe normal. No soy nada especial para las enfermedades.

- ¡Ay! ¡Qué dices! ¡Quita, quita! Sólo me falta pillar la gripe... - alejándose - ¿Tienes fiebre?

- No.

- ¿Seguro?

- Bueno... creo que no... no me he tomado la temperatura. Tócame la frente.

- Mejor no - riéndose - Y la garganta, ¿te duele sólo al tragar?

Repito, todos llevamos un médico dentro y esas son preguntas de médico.

- No, todo el rato. Pero, ¿qué más dará?

- Pues que entonces igual es faringitis. - dice otra - Tienes que beber muchos líquidos.

- ¿Has tomado leche con miel...?

Mierda. Pues odio la faringitis. Sus siete días de antibióticos. La tos, el carraspeo, el dolor de garganta, el ahogamiento nocturno. Sólo me queda una última opción para remontar la enfermedad. Salir esta noche. Los efectos curativos de la nocturnidad. Tomo un par de cervezas durante la cena y pregunto cuando los platos y los vasos están vacíos:

- ¿Adónde vamos?

Dos de mis amigas, a coro:

- Yo me voy a casa.

Así que, tras esas dos bajas, nos quedamos cuatro. El plan sigue en pie o eso parece porque conforme termino la tercera caña (en un bar en el que el criterio del pinchadiscos es equiparable a la reproducción aleatoria de un CD de kiss fm), mis otras tres amigas anuncian que se van.

Son las 12 y media y tardo cinco minutos en llegar a casa. La garganta me duele más que al principio de la noche y llevo encima un olor a tabaco proporcional a una noche entera de bares. Esto me deprime, así que, sintiéndome vieja y pequeña a la vez, cojo un yogur y enciendo la tele. El gato enseguida se duerme en mi regazo. Es curioso que a esas horas encuentre series interesantes en la tele y como no tengo sueño, decido esperar a que llegue S.

Alguna hora después (no diré la hora) sigo sin sueño y se abre la puerta de casa. Llega S y dándome un beso me pregunta:

- ¿Qué tal tu garganta?

- Bien, en su sitio...

Él no me dice que tome esto o haga lo otro. Él sólo me pregunta qué tal estoy y entonces pienso que quizá esa sea la mejor cura.


miércoles, 18 de noviembre de 2009

Descubrimiento del día

Siempre tengo un hueco (más o menos grande) para lo importante. Hoy he encontrado esto:


martes, 10 de noviembre de 2009

Para mi madrileño

no sé cómo titular esto

... atónita me encuentro (tanto que se me han cruzado los dedos tecleando y en lugar de atónita he escrito atóntita... curioso, ¿no?)... resulta que ayer me confirma un amigo de mi hermano mayor (¿cuándo dejaré de llamarle hermano-mayor, por cierto?) que mi susodicho hermano va a ir este sábado al concierto de Rammstein en Bilbao. Él y varios amigos.

...

Mi cara es un poema. Un soneto con sus dos tercetos y sus dos cuartetos (esto último si no lo recuerdo mal).

- ¿Mi hermano va a pagar por "ver" a Rammstein...? - como digo, estoy y miro al amigo de mi hermano perpleja y pienso para mí y después lo suelto - Así que mi hermano pequeño no bromeaba cuando me comentó algo parecido...

S que va conmigo y el propio amigo de mi hermano bromean. Es algo que, conociendo a mi hermano, cuesta creer. Mi hermano puede que lleve tres CDs en el coche (tirando por lo alto): Enya y Boney M entre ellos. Y la música que escucha en casa oscila entre canciones sueltas de Roxette, Mecano o J. S. Bach, por ejemplo. Gusto variado.

Así que, cuando el amigo de mi hermano, explayándose en el tema dice que el fin de semana pasado fueron a un concierto de Berri Txarrak, rezo para que haya una mujer de por medio...

- Sí, yo creo que tendremos que emborrachar a tu hermano en el coche de camino a Bilbao porque si no...


viernes, 6 de noviembre de 2009

Lalalalalaaaaa

Hoy, por cierto, como es viernes y eso es motivo de celebración y brincos (mentales), me apetecía escuchar una canción cañera, de esas que se pueden escuchar varias veces...


Así de ignorante soy

Por cuestiones puramente 'prejuiciosas' nunca había dado una oportunidad de más de 10 segundos a cualquier género de música portuguesa, es más, mis prejuicios van por el conocimiento de un único género musical portugués. El fado. El cual, pues como que no me ha llamado nunca la atención y, desde todo el cariño, me aburre. Demasiado lamento y demasiada tristeza. No me gusta la estética del sufrimiento impresa en el fado o en el flamenco o en el blues. Quizá me falte madurar y acumular dolor para comprenderlos pero... de momento no.

Así que, cuando ayer encontré este grupo portugués, Clã, me llevé una alegría por varias razones. La primera y más importante, como buscadora de tesoros musicales, es reconfortante encontrar una joya completamente desconocida por el camino de vez en cuando, si tienen un sonido cuidado y en cierto modo, de un gusto exquisito y además, la voz principal es femenina, entonces ya me tienen en el bolsillo y escuchando sin parar todas las canciones que el bueno de Spotify me permite. La segunda razón motivo de mi alegría fue desmitificar mi mito sobre la música portuguesa y pensar "Qué ignorante eres, hija mía". El resto de razones, son subrazones de la primera. Vamos, que estoy encantada.








martes, 3 de noviembre de 2009

Y tan diferentes...

Es que hay taaantas canciones que me gustan....

Esta al hilo de las estrellas del otro día...


¿Cuál es la mejor canción de la historia?

Deberían prohibir esa pregunta. No por parecer formar parte de una entrevista distendida y superflua de revista de domingo. No. Deberían prohibir preguntas así por la dificultad y las consecuencias inherentes a la repuesta emitida, sea cual sea. Si además, esta pregunta va precedida por otra determinante como "¿Cuál es tu grupo de música preferido?", entonces eres yo, aturdida por este tercer grado, en un festival de música, mirando a S y sopesando las opciones entre sucesivas emes pensativas.

- Venga, ¿cuál es el grupo de música que más te gusta?

- Mmmmmm... ¿de cuándo? ¿de los de ahora o de los de otra época?

- No sé. ¿Qué más da? El que más te guste.

Ya, muy fácil. Acabo de conocer a un tipo que, punto 1) Me somete a esta cuestión tan delicada de forma aparentemente casual aunque yo sepa que no es así y que en realidad me está poniendo a prueba y me va a meter en un saco (el de los que según él tienen buen gusto musical) o en otro (el de los que no tienen ni idea). Por un lado, punto 2) Ha venido al mismo festival que yo a escuchar los mismos grupos que yo, así que, puede que coincidamos en gustos, pero punto 2) Con esos pelos que lleva y las gafapasta que luce, puede que su regusto poperillo sea excesivo para mí, y aunque punto 3) haya salido algo escaldada en alguna ocasión por manifestar abiertamente mis obsesiones musicales...

- Mmmmm vaya preguntita... - me lanzo, pero sin arriesgar demasiado - me quedo con Radiohead pero tampoco le hago ascos a viejos grupos como la Velvet - esto último lo digo sin demasiado convencimiento, de relleno, para distraer la atención.

Su cara se ilumina.

- ¡Coincido! ¡Radiohead es el mejor grupo del mundo!

Me contengo y no muestro mi emoción más que con una sonrisa pero... ¡bien! Estamos en la fase inicial de reconocimiento, como los perros cuando se acercan y se olisquean manteniendo las distancias (menuda comparación...) y es esencial moverse en un terreno no hostil.

Aunque no todo queda ahí. S me mira, apunta y dispara:

- Y, entonces, ¿cuál dirías tú que es la mejor canción de la historia?

Una gota de sudor frío recorre mi espalda. ¿Por qué me ponen tan nerviosa estas cosas? Debería dar una respuesta rápida, estas cosas se saben y punto. No se piensan como las estoy pensando yo pero es que me cuesta decidirme. No debo mostrarme dubitativa pero sé que si elijo una canción, descarto miles y seguro que acabo arrepintiéndome. ¡Doooooong! Se me pasa el tiempo.

- Pues la mía, sin duda, es 'Creep' de Radiohead - zanja él, con esa mirada dirigida al infinito y esa expresión del que disfruta paladeando lo que acaba de decir.

Así que, ya está. Así de fácil. Yo me quedo con la palabra en la boca y con el pensamiento de niña de 3 años: "Pues no, que sepas que aunque no haya respondido nada a mí me gusta Radiohead más que a ti, ¡mucho más!".

No recuerdo qué contesté yo después pero probablemente fuera algo así como "Vale, Creep es muy buena, pero yo tampoco diría que es la mejor canción que tienen.....". Y lo más seguro es que él siguiera con esa mirada ausente y esa sonrisilla en la boca haicendo oídos sordos a mis palabras, "No, no, es la mejor con diferencia..." e imaginando a Thom Yorke cantando lo siguiente:


Radiohead - Creep

Hoy en día, si me volvieran a preguntar cuál es la mejor canción del mundo, seguiría sin saber qué decir. Poco hemos avanzado en estos años...