martes, 11 de mayo de 2010

Escucho genialidades...

... que hacen que la vida mundanal resulte una delicia

Beethoven

martes, 4 de mayo de 2010

El 28 de abril cumplí....

.... 26 años!!!!

Lo cual hace que mi madre haga comentarios del estilo:

- Hija mía... ¿sabes que con tu edad ya había tenido a tu hermano mayor?
- Sí, lo sé....

¿Qué más puedo responder...? Uno va contabilizando los años por las experiencias ajenas de los que se tiene alrededor e incluso se fantasea con planes futuros en función de esas experiencias. Por ejemplo, no era raro que con catorce años (más o menos), entre amigas, se comentaran cosas así:

- ¿Te imaginas qué haremos con 25 años?
- Pfffff ¡seguro que estaremos casadas y tendremos hijos!

Es curioso pero persistía en el subconsciente ese modelo familiar de "dar por hecho que vas a estar casada y tener hijos" antes que pensar en temas de trabajo, plantear la posibilidad de vivir en otro país, no pensar en hijos o incluso "y si soy lesbiana, ¡cómo se lo digo a mis padres!".... aunque este no es mi caso.

Y sí, he pensado mil veces que me gustaría ser madre joven, que me gustaría poder correr y jugar con mis hijos sin asfixiarme, ser una madre en zapatillas (creo que nunca he visto a mi madre con calzado informal), que el salto generacional no sea muy grande y sobre todo, que los abuelos puedan disfrutar de los nietos durante mucho tiempo...

Hace unas semanas la abuela de S me enseñó a hacer ganchillo... cuando me planteo aprender algo es porque tengo algún fin pensado para ello... como por ejemplo la vez que quise aprender a tocar la armónica porque quería saber tocar un par de canciones de Bob Dylan (fracasé en el intento, todo sea dicho...) y en este caso quería aprender a hacer ganchillo para hacer una mantita de bebé (tipo esta pero más bonita). Ahora ya sé hacer ganchillo (incluso le he hecho un gorro a S) y será cuestión de empezar...

Pero yo escribo esto porque este fin de semana pasado se casó uno de los hermanos de S y como que te entra una cosilla... no diría tanto como envidia pero... un algo... Ya he pasado la barrera de los 26, esa barrera que no me hace sentir diferente a los 20 pero que hace que pensamientos del tipo "cuando mis hijos tengan 25 yo tendré..." ¿cuántos? Ya más de 50... Y sí, sé que entre los 20 y los 26 hay unos cuantos años entre medias pero... me encantaría encontrarme ahora con mi yo de catorce años y decirle "¿que con 25 años crees que estarás casada y con hijos? ¿qué apostamos...?"

Sólo sé que ahora los 28 años me parece la edad perfecta; 2 y 2 elevado al cubo... y sí, sería mejor 24 pero... los 24 ya no los cumplo.... tengo que dejar de divagar...

Hace tanto que no escribo que ahora no recuerdo... hay que darle a Publicar entrada... ¿no?

Música para mi cumpleaños

martes, 13 de abril de 2010

Hay momentos en los que estás en casa y sientes que deberías estar fuera, bajo el sol, entre el ruido y el viento y desprotegido sin muros a tu alrededor...

Acabo de tener un momento así y ha durado.... 5 segundos. Sigue haciendo frío a estas horas...

martes, 2 de febrero de 2010

El hombre del tiempo

El gato me mira y enseguida comprendo el significado de su mirada.

- Así que, ¿quieres escuchar algo de Elvis...? Perfecto, justo estaba pensando en lo mismo. ¿Qué te parece si empezamos por Bridge over troubled water...?

A mi mirada interrogante, él responde con una mirada carente de expresividad.

- Tienes razón... no estoy realmente segura de que esa canción sea suya... puede que de Simon and Garfunkel, pero deberás reconocer que la interpretación de Elvis es grandiosa...

El gato se tumba al lado del teclado y tomo ese gesto como símbolo de aprobación. Así que, busco en Spotify, le doy al play y subo el volumen...

Elvis Presley – Bridge Over Troubled Water


Ahora sí, hablo de lo que inicialmente tenía pensado; el hombre del tiempo.

Cuando era pequeña, estaba convencida de que la profesión más difícil del mundo era la del hombre del tiempo. ¿Por qué? ¿Por tener que estudiar Física y luego la especialidad de meteorología? No, todos sabíamos que Maldonado era meteorólogo y Montesdeoca no y hacían lo mismo. No, no era porque la meteorología fuera la ciencia más inexacta de todas. Era porque aunque nosotros en la tele viéramos el mapa de España, ellos NO lo veían. ¿Cómo podía ser esto? A mí siempre me decían, "mira, aunque tú veas el mapa y todas sus provincias, ellos no lo ven, tienen una pantalla en blanco y tienen que saber perfectamente dónde está cada sitio para luego señalarlo mientras hablan. ¿A que es difícil?" Pues sí, claro que lo era, yo me creía incapaz de hacer algo así.

Así que, cuando llegaba la hora del tiempo, sentada en el sofá, seguía la mano del hombre del tiempo y sus indicaciones. "Mañana estará cubierto todo el tercio norte de la península" y su mano barría el norte de oeste a este, sin prácticamente tocar el mar ni invadir Francia, "a primera hora de la tarde tendremos precipitaciones en forma de lluvia en Galicia" y su dedo índice apuntaba exactamente a Galicia y luego se desplazaba hasta Madrid "y podrían ser en forma de nieve a partir de 800 m en la Comunidad de Madrid" y nunca, nunca, nunca, se equivocaba. Por más que cambiaran la imagen y tuviéramos la vista por provincias y entrara a analizar el tiempo en detalle desde Pamplona hasta Badajoz, no entendía cómo en alguna ocasión no se equivocaba y terminara apuntando a Segovia al hablar de Ávila.

Y, lo más importante, no entendía por qué nosotros SÍ veíamos el mapa perfectamente y el hombre del tiempo NO. ¿Ellos no se quejaban? Me parecía ridículo. Yo en su lugar lo haría. Poner esas trabas innecesarias al hombre del tiempo.

Por eso es por lo que me hizo mucha gracia conocer el concepto de "chroma key" y la pantalla verde. Entonces lo entendía todo. Ese chroma que ya no utilizan los hombres del tiempo (habría que decir también "mujeres del tiempo" pero es que es muy largo) porque ahora existen las pantallas LCD o de plasma gigantes que presentan animaciones muy bonitas y podemos ver todos.

Desde luego, el hombre del tiempo ya no es lo que era.

lunes, 11 de enero de 2010

Quizá sea tarde para decir esto pero... me gusta la Navidad

No importa que pasen los años y las primaveras... la Navidad sigue gustándome y emocionándome...

Lo reconozco, me gusta la Navidad y me gusta por todos los recuerdos que me da cada año... me gusta la Navidad por todas las comilonas familiares de obligada asistencia... me gusta preguntar todos los años que cómo puede haber alguien a quien no guste los langostinos... me gusta ver la mesa preparada para más de diez personas... me gusta saborear el cordero asado y recordar las horas previas a la comida del día de Navidad, sentados frente al horno, escuchando hablar a mi abuela, mientras vigilaba que la carne quedara al punto... me gusta pensar en ella, en su impecable recogido de cabello blanco, en su sonrisa y en todas las cosas que nos contaba... aquéllas cosas que sin darnos cuenta, se nos quedaron grabadas, aunque nuestras inquietudes infantiles prefirieran echar mano a veces de la encomiable programación navideña de la tele...

Ésa es la Navidad que todos los años tengo en mente... la Navidad en el pueblo, la nieve, el olor a leña en las calles, las botellas calientes en la cama que preparaba mi abuela antes de ir a dormir, el frío punzante en una casa de piedra sin calefacción... y era preciosa... significaba estar juntos sin pensar en el tiempo... un tiempo marcado por los cuartos, la media y la hora en punto de las campanas... por la misa de gallo, la de Navidad, la de San Esteban, patrón del pueblo, por aquellos escalones de piedra que se hacían interminables hasta llegar a la iglesia...

La Navidad en Pamplona también era ansiada... a comienzos de diciembre suplicábamos a mi padre que sacara las cajas del Belén... y cuando por fin nuestro tío traía un abeto y musgo del pueblo y un vecino carpintero nos daba serrín, nos poníamos a ello... aunque casi siempre era yo la que con más entusiasmo se dedicaba a configurar ese Belén en miniatura... me gustaba ir colocando todas las figuritas con mimo, cuidando que no se cayeran las ya colocadas... las lavanderas, los pastores, las ovejas, las gallinas, los tres Reyes... el molino, el río simulado con papel de plata... y el nacimiento... Me gusta ver que ahora es mi madre la que se encarga del Belén... la que este año tenía la casa sembrada de belenes que habíamos hecho de pequeños; belenes de papel, de corcho, de madera, de escayola...

Me gusta pensar en la Navidad de los Reyes Magos... noches de insomnio y de expectación ante el más mínimo ruido nocturno... y mañanas de sorpresas, de alegrías, de carreras a la habitación de nuestros padres (con caída y golpe en la ceja con el marco de la puerta y tres puntos de sutura incluídos) para compartir con ellos la admiración de los juguetes... y mañanas de comentarios anecdóticos entre mis hermanos: "yo he visto a Melchor cómo entraba al baño y..." "¿En serio!?"...

Sé que la Navidad no sólo es esto pero...