martes, 3 de noviembre de 2009

¿Cuál es la mejor canción de la historia?

Deberían prohibir esa pregunta. No por parecer formar parte de una entrevista distendida y superflua de revista de domingo. No. Deberían prohibir preguntas así por la dificultad y las consecuencias inherentes a la repuesta emitida, sea cual sea. Si además, esta pregunta va precedida por otra determinante como "¿Cuál es tu grupo de música preferido?", entonces eres yo, aturdida por este tercer grado, en un festival de música, mirando a S y sopesando las opciones entre sucesivas emes pensativas.

- Venga, ¿cuál es el grupo de música que más te gusta?

- Mmmmmm... ¿de cuándo? ¿de los de ahora o de los de otra época?

- No sé. ¿Qué más da? El que más te guste.

Ya, muy fácil. Acabo de conocer a un tipo que, punto 1) Me somete a esta cuestión tan delicada de forma aparentemente casual aunque yo sepa que no es así y que en realidad me está poniendo a prueba y me va a meter en un saco (el de los que según él tienen buen gusto musical) o en otro (el de los que no tienen ni idea). Por un lado, punto 2) Ha venido al mismo festival que yo a escuchar los mismos grupos que yo, así que, puede que coincidamos en gustos, pero punto 2) Con esos pelos que lleva y las gafapasta que luce, puede que su regusto poperillo sea excesivo para mí, y aunque punto 3) haya salido algo escaldada en alguna ocasión por manifestar abiertamente mis obsesiones musicales...

- Mmmmm vaya preguntita... - me lanzo, pero sin arriesgar demasiado - me quedo con Radiohead pero tampoco le hago ascos a viejos grupos como la Velvet - esto último lo digo sin demasiado convencimiento, de relleno, para distraer la atención.

Su cara se ilumina.

- ¡Coincido! ¡Radiohead es el mejor grupo del mundo!

Me contengo y no muestro mi emoción más que con una sonrisa pero... ¡bien! Estamos en la fase inicial de reconocimiento, como los perros cuando se acercan y se olisquean manteniendo las distancias (menuda comparación...) y es esencial moverse en un terreno no hostil.

Aunque no todo queda ahí. S me mira, apunta y dispara:

- Y, entonces, ¿cuál dirías tú que es la mejor canción de la historia?

Una gota de sudor frío recorre mi espalda. ¿Por qué me ponen tan nerviosa estas cosas? Debería dar una respuesta rápida, estas cosas se saben y punto. No se piensan como las estoy pensando yo pero es que me cuesta decidirme. No debo mostrarme dubitativa pero sé que si elijo una canción, descarto miles y seguro que acabo arrepintiéndome. ¡Doooooong! Se me pasa el tiempo.

- Pues la mía, sin duda, es 'Creep' de Radiohead - zanja él, con esa mirada dirigida al infinito y esa expresión del que disfruta paladeando lo que acaba de decir.

Así que, ya está. Así de fácil. Yo me quedo con la palabra en la boca y con el pensamiento de niña de 3 años: "Pues no, que sepas que aunque no haya respondido nada a mí me gusta Radiohead más que a ti, ¡mucho más!".

No recuerdo qué contesté yo después pero probablemente fuera algo así como "Vale, Creep es muy buena, pero yo tampoco diría que es la mejor canción que tienen.....". Y lo más seguro es que él siguiera con esa mirada ausente y esa sonrisilla en la boca haicendo oídos sordos a mis palabras, "No, no, es la mejor con diferencia..." e imaginando a Thom Yorke cantando lo siguiente:


Radiohead - Creep

Hoy en día, si me volvieran a preguntar cuál es la mejor canción del mundo, seguiría sin saber qué decir. Poco hemos avanzado en estos años...

3 comentarios: